Una ventajosa ubicación
Debido a su ventajosa ubicación y conexión con el mar, Brujas evolucionó en el bajo medievo hasta convertirse en un vibrante puerto comercial internacional. Al mismo tiempo la fortaleza amurallada crecía hasta convertirse en un bastión con poder político, gracias a la presencia de los condes de Flandes, que gobernaban su condado desde Brujas. En el siglo XIII Brujas se enorgullecía de poder llamarse el centro comercial más importante de la Europa septentrional occidental. Comerciantes de toda Europa se afincaron en la ciudad y la primera Bolsa del mundo fue la de Brujas. Las actividades bursátiles tenían lugar en una plaza delante del albergue perteneciente a la familia de corredores de Brujas llamada Van der Beurse. De esa forma su nombre se vio ligado a la institución financiera para siempre. Bolsa en flamenco se dice «Beurs». A pesar de las dificultades típicas de la Edad Media – epidemias, inestabilidad política y desigualdad social – los ciudadanos de Brujas vivían bien, y rápidamente la ciudad se convirtió en un imán. Hacia el 1340, el centro contaba con no menos de 35.000 habitantes.
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