Varsovia

La Plaza del Castillo debe su nombre al Castillo Real, antigua sede de los reyes de Polonia, situado en uno de sus laterales. En el centro se erige uno de los símbolos más importantes de la ciudad: la columna del rey Segismundo III Vasa. El monumento fue levantado por iniciativa del rey Vladislavo IV en honor a Segismundo III, su padre, quien había trasladado la capital de Cracovia a Varsovia. Es un buen punto de partida para dar un paseo por la Ruta Real y un lugar para quedar entre los varsovianos.

Los amantes de la naturaleza tienen aquí una parada obligatoria. El jardín cuenta con unas 10 mil especies vegetales. Pasear entre las flores del saúco, sentarse a contemplar las magnolias o perderse por la rosaleda no son una mala idea para descansar del bullicio de la ciudad.

El parque, que conforma una extensa zona verde en torno a la residencia de verano del último rey de Polonia, Estanislao Augusto Poniatowski, es uno de los lugares de paseo preferidos por los vecinos de la capital. En su recinto podrás encontrar varias orangeries, un anfiteatro e incluso un jardín chino. Y entre los atractivos de Łazienki, sus inquilinos permanentes: las ardillas y los pavos reales. Muy recomendada es la visita al Palacio de la Isla (Pałac na Wyspie), cuyos interiores despliegan una gran variedad de decorados y albergan una galería de pinturas. El parque es famoso por sus Conciertos de Chopin que se celebran a las 12:00 y a las 16:00 horas todos los domingos de verano. Para disfrutar de la música basta con acercarse a la estatua de Chopin, sentarse sobre el césped y escuchar.

El Palacio de Wilanów representa una de las joyas del arte barroco de Varsovia. Por breves momentos el visitante puede sentirse como el gran vencedor de la batalla de Viena, el mismísimo rey Juan III Sobieski, quien residió aquí junto a su amadísima Marysieńka. Paséate por el parque y por los interiores del palacio, visita la Galería del Retrato o escucha las historias de grandes amores. A pesar de las vicisitudes de la historia polaca, incluidos los repartos, guerras o la ocupación, el palacio y su jardín han conservado su forma original. Es un lugar de visita obligada. Y en invierno el jardín centellea con miles de luces que lo convierten en el Jardín Real de la Luz.