Pocas ciudades pueden igualar el estatus icónico que tiene Paris en la imaginación de los viajeros en el mundo entero. En la moda, la gastronomía, o las artes, París es inigualable. Al visitar los diferentes "quartiers" de la Ciudad de las Luces sus estados de ánimo cambian de crudo a sofisticado, de la alta costura al punk. París es una verdadera metrópolis y siempre hay algo nuevo por descubrir más allá de los monumentos y museos que todos conocemos tan bien. Esta legendaria ciudad nos hace sentir en casa, como si la conociésemos íntimamente al vagar por sus calles hipnóticas y descansar en sus acogedores cafés.

Zaragoza, ciudad de tradición y vanguardia. La capital de Aragón disfruta de un emplazamiento privilegiado. A poco más de una hora en AVE de Madrid y Barcelona. Más de 2.000 años de historia, ciudad de las 4 culturas en la que íberos, romanos, musulmanes, judíos y cristianos dejaron una importante huella. No te puedes perder: la Basílica del Pilar, La Seo y el Palacio de la Aljafería; el arte Mudéjar aragonés, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y las obras de Goya; los espacios verdes y la gastronomía.

Todo en Nueva York es enorme y resplandeciente, desde las luces brillantes y las bulliciosas calles de Times Square, hasta la exuberancia de Broadway, hasta el imponente símbolo de la libertad y los ideales americanos: la Estatua de la Libertad. Un centro de finanzas y negocios, de moda y diseño, de arte, música, entretenimiento y gastronomía, esta ciudad nunca duerme. No por nada es conocida como la Capital del Mundo.

La carismática ciudad de Sevilla tiene cierta seguridad en sí misma que la diferencia de ciudades andaluces más pequeñas. Es una ciudad con una personalidad innegable que sólo puede tener un lugar bañado de sol casi todo el año. Cuenta con una fascinante historia de las invasiones romanas y moras, seguida de una sorprendente prosperidad colonial, y esta mezcla de influencias han dado lugar a la cornucopia cultural arquitectónica, gastronómica y el apasionante baile regional, el Flamenco. Laberintos de callejones, catedrales exquisitos y bares de tapas animados bordean el río Guadalquivir que se abre paso a través de la capital andaluza para fascinar a visitantes y sevillanos por igual.