Como indica el nombre, este es el lugar para venir a disfrutar de aventuras en la selva. Este bosque de 9 hectáreas tiene pistas compuestas de puentes, cables y tirolinas de la copa de un árbol a otro. Hay diferentes niveles de dificultad y adrenalina, por lo que todos, desde la edad de 4 años, pueden encontrar algo divertido que hacer.

Los visitantes no deben abandonar Alicante sin acercarse a la Isla de Tabarca. En el Puerto Deportivo de la ciudad, la empresa Kontiki pone sus barcos a la disposición del público, organizando varias salidas diarias en los meses de verano y menos frecuente durante el resto del año (consultar horarios). Durante el trayecto entre Alicante y la Isla deTabarca, que lleva aproximadamente una hora, los visitantes tendrán la oportunidad de disfrutar del paisaje costero de esta zona. Probar alguno de los platos de pescado tradicionales, (el conocido “Caldero” entre otros),en la terraza de uno de los restaurantes de la isla, es una opción más que recomendable. La isla ofrece pequeñas bahías de gran belleza donde los visitantes pueden darse un baño o nadar, así como una playa equipada con distintos servicios e instalaciones. También hay hoteles y pequeños hostales para quienes deseen pasar la noche en la isla.

Deje algo de tiempo para pasear por el moderno centro, una extensa área que rodea la piazza Vittorio Veneto, que fue proyectada a comienzos del siglo XX por el arquitecto Marcello Piacentini y que es una muestra interesante de cómo planificar una ciudad.

Altas montañas y profundos valles, eso es lo que vemos en Valldemossa, el pueblo donde vivieron los dos primeros “turistas famosos” de la isla – el compositor Frédéric Chopin y la escritora George Sand – en 1838. Todas las celdas de los monjes están en hilera y tienen su propia salida al jardín, el cual ofrece un exuberante manto de maravillosas magnolias y una increíble vista sobre el valle.