Cala d’en Serra se encuentra en la parte norte de la isla y es todavía un tesoro escondido. La bahía esta cercada por pintorescos acantilados, y tiene una playa de arena muy atractiva y especial, sin duda una de las mejores de la isla.

Fritz Mayer había reunido ya antes de 1900, una fabulosa colección. Compró pinturas de Pieter Bruegel por un precio insignificante, se hizo con impresionantes imágenes medievales ante la perplejidad de los grandes museos del mundo y demostró tener un sexto sentido para reconocer obras de la mejor calidad pertenecientes a cualquier género. Tras una muerte temprana, su madre hizo realidad el sueño de su hijo creando un museo sólo para su colección. De esta manera nació el Museo Mayer van den Bergh: el museo de un hombre… y el de su madre. También la guía “Great smaller museums of Europe” recomienda encarecidamente su visita.

Ses Salines es una gran playa arenosa ubicada en el extremo sur de la isla, popular entre los jóvenes y la comunidad gay. La playa tiene una buena colección de bares y comedores. Un lado de la playa es un área nudista.

Este edificio, que contiene elementos de inspiración modernista, fue construido bajo la dirección final de Juan Vidal Ramos, entre 1911 y 1912, y sobre la Plaza de Balmes, en la que se alzaba una parte de la muralla del siglo XVIII. Su planta rectangular sigue un esquema basilical, con un apéndice circular en el ángulo suroeste, cubierto por una cúpula semiesférica conocida como “la Rotonda”. Consta de dos plantas, una de ellas semisótano a causa de las pendientes de las calles circundantes. La fachada principal, obra de Enrique Sánchez Sedeño, se encuentra presidida por una gran escalinata enmarcada y decorada ricamente por eclécticos elementos ornamentales. El 25 de mayo de 1938, en el contexto de la Guerra Civil Española, el mercado fue bombardeado por la aviación italiana, viviendo su momento más trágico con la muerte de más de 300 víctimas civiles. Hoy en día, este acontecimiento, es todavía recordado con distintos homenajes llevados a cabo en la plaza del mercado, cuyo nombre recibe la fecha de tan triste suceso. En el Mercado Central se pueden encontrar todo tipo de productos procedentes del mar, de la huerta, además de la importante industria agro-alimenticia de la provincia. La calidad y frescura de sus productos hace que el mercado abastezca a los mejores restaurantes de la ciudad, donde se puede degustar los sabores de la cocina alicantina. ¿Sabías que...? En el Mercado Central tuvieron su sede los bomberos de Alicante durante años.