Descubra uno de los destinos más visitados del mundo, The Dubai Mall. Situada a los pies de Burj Khalifa, esta metrópolis comercial cuenta con más de 1200 puntos de venta, restaurantes (algunos con vistas a la Fuente de Dubái), un acuario interior, spas e incluso una pista de patinaje sobre hielo. Los amantes de la moda no querrán perderse la extensión de la moda o los icónicos Level Shoes, mientras que los niños acudirán directamente a Reel Cinemas o Kidzania.

A menudo votado como el hotel más lujoso del mundo, el Burj Al Arab es uno de los lugares turísticos más famosos de la región. Construida sobre una isla triangular hecha por el hombre, la estructura ondulante en forma de vela se eleva 321 m sobre el nivel del mar. El hotel establece un nuevo estándar para los superlativos de la hospitalidad, incluido el famoso helipuerto que ha albergado numerosas acrobacias de celebridades. Por primera vez desde su lanzamiento, el Burj Al Arab ha abierto sus puertas a los visitantes para un recorrido inmersivo de 90 minutos. La experiencia exclusiva le permite explorar las suites doradas y los interiores ultralujosos del hito mientras descubre su historia y la riqueza de historias no contadas. Disponible todos los días a partir de las 9:30 a. m., el recorrido está organizado para un grupo de 12 visitantes guiado por un mayordomo y comienza cada 15 minutos.

Las piscinas al aire libre de Ribersborgs se remontan a 1898 y son un destino muy frecuentado por los bañistas y los visitantes de su cafetería. Aquí podrá disfrutar de la sauna y de baños de agua salada durante todo el año.

Fritz Mayer había reunido ya antes de 1900, una fabulosa colección. Compró pinturas de Pieter Bruegel por un precio insignificante, se hizo con impresionantes imágenes medievales ante la perplejidad de los grandes museos del mundo y demostró tener un sexto sentido para reconocer obras de la mejor calidad pertenecientes a cualquier género. Tras una muerte temprana, su madre hizo realidad el sueño de su hijo creando un museo sólo para su colección. De esta manera nació el Museo Mayer van den Bergh: el museo de un hombre… y el de su madre. También la guía “Great smaller museums of Europe” recomienda encarecidamente su visita.